Concerto Zapico en El Escorial: tañed, tañed, malditos
«Parte del truco del programa radicaba, claro, en el virtuosismo, que siempre es un reclamo para el oyente (llamativa la perfección de Daniel Zapico a la tiorba en Kapsperger), pero tal vez la forma de embaucar de la formación vaya un punto más lejos: convierten todas las músicas con un ostinato rítmico en pièces de caractère, en una demostración dual de personalidades (la del compositor y la del intérprete) enmarcada dentro de un fandago, una passacaglia o una folía. Se hace de la música juego, y no hay mejor manera de tomársela en serio.»
Bachtrack
Mario Muñoz | Agosto de 2015.